Los "países del Este de Europa" han sido denominados a menudo simplemente como “Países del Este”, es decir, partes de una Europa Oriental que, de acuerdo con una Europa dividida básicamente en dos bloques, integraba todos los países que se encontraban fuera del ámbito de la Europa Occidental: la Unión Soviética y sus repúblicas socialistas soviéticas, los países satélites formalmente independientes, e incluso los países balcánicos, Yugoslavia y Albania, exceptuando Grecia que se consideraba pertenecer al bloque occidental. ¿Es esto así de sencillo? Aparentemente no y se entiende que el contexto geográfico-histórico de estos países que permite comprender y describir su historia y cultura es mucho más complejo y, para ello, conviene analizar las fronteras internas o las llamadas regiones históricas de Europa.
Uno de los trabajos fundamentales en este sentido es el influyente ensayo del historiador húngaro Jenő Szűcs [1] que introdujo básicamente el concepto de la región histórica de Europa Central Oriental. Según Szűcs, los límites de esta Europa Central Oriental son, en el oeste, una línea que va de los cursos de los ríos Elba y Saale hasta el río Leitha o Lajta (que separaba el reino de Hungría histórico de Austria) y de aquí al Mar Adriático, es decir, el límite oriental del imperio carolingio hacia 800, y en el este, una línea que configuró la Gran Cisma (1054) y que se puede trazar desde el Danubio inferior hasta el Golfo de Finlandia, pasando por la cadena de los Cárpatos y los bosques que separan las tierras polacas de las rusas, es decir, los eslavos orientales de los occidentales. Según este concepto, que fue retomado por numerosos autores entre los cuales cabe citar a Gale Stokes [2] y Ostergren y Rice [3] los mal denominados “Países del Este” deben dividirse en dos regiones históricas diferenciadas: Europa Central Oriental y Europa del Sureste. De acuerdo con esta división, Europa Central Oriental comprende la RDA, Polonia, la República Checa y Hungría, además de los países bálticos y Eslovenia y Croacia, mientras que Europa del Sureste comprende Rumania y Bulgaria, además del resto de los países de la península balcánica, la antigua Yugoslavia excepto Eslovenia y Croacia, Albania y Grecia así como la parte europea de Turquía. En un sentido estricto y, basado en criterios histírico-culturales, que fueron básicamente los de Szűcs, Europa Central y Oriental comprendería también ciertos territorios antiguos del Imperio Austro-Húngaro, tales como la Vojvodina, actualmente parte de Serbia, Transilvania actualmente parte de Rumania y la Galicia Oriental, actualmente parte de Ucrania.
La situación de estas regiones y sus límites puede apreciarse en el mapa de la Figura 1 tomada de StAGN, en la cual se ha añadido la línea Elba-Saale-Leitha-Adriático como límite occidental de Europa Central Oriental. El propio Szűcs dice en su ensayo que "parece como si Stalin, Churchill y Roosevelt hubieran estudiado con detalle el statu quo de l'època carolingia en el aniversario 1130 del emperador" para trazar la linea que había de dividir Europa en dos partes después de la Segunda Guerra Mundial.
Figura 1. Regiones de Europa. Fuente: Ständige Ausschuss für geographische Namen (StAGN), https://es.wikipedia.org/wiki/Europa_Central
Este mapa de las regiones de Europa fue propuesto por el Ständiger Ausschuss für geographische Namen (StAGN), basado en el trabajo de P. Jordan [4]. Cabe señalar, sin embargo, que no todo el mundo está de acuerdo con esta división de regiones. Historiadores de países de Europa del Sureste, como la búlgara Maria Todorova, miembro del Woodrow Wilson Center de Washington, D.C., considera que el intento de Szűcs no es otro que crear un “mito” centroeuropeo, degradando los otros dos países, Rumania y Bulgaria, a la categoría de carácter peyorativo de balcánicos, bajo el nombre eufemístico de Europa del Sureste [5]. Otros creen que los países bálticos tendrían que integrarse en la región de Europa del Norte aunque, en el caso de Lituania, su relación con el ámbito polaco es más que evidente y, además, la historia de toda la región fue muy estrechamente ligado al ámbito alemán a través de la colonización del Orden Teutónica y su vinculación con la red de ciudades hanseáticas, en primer lugar Riga, la actual capital de Letonia.
En cualquier caso, se cree que la finalidad de esta división regional no es la descripción de las realidades políticas y socioculturales actuales sino la interpretación de la historia de estos países a lo largo de los últimos aproximedamente 1000 años. Por ello, considerando las grandes diferencias histórico-culturales que muestra la región de Europa del Sureste con respecto de la Europa Central Oriental, tales como el dominio de Bizancio y, después, hasta la segunda mitad del siglo XIX, del Imperio Otomano, junto con el predominio de la religión ortodoxa sin influencia occidental alguna hasta esta misma época, se cree acertada la adopción de las dos regiones históricas, a saber, la Europa Central Oriental para los países bálticos, Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría, y Europa del Sureste para Rumania, Moldavia y Bulgaria.
Hacia el año 800 (Figura 2), inicio de la historia de Europa por excelencia, la zona situada al este de la frontera del imperio de Carlomagno, la antes señalada línea Elba-Saale-Leitha-Adriático, y, por tanto, el territorio de los actuales "Países del Este", estaba ocupada mayoritariamente por pueblos eslavos sin estados establecidos y, hacia el sur, por pueblos túrcicos, como los ávaros en la parte oriental de la actual Hungría y, aprovechando un período de debilitamiento de Bizancio, los búlgaros en la actual Bulgaria y parte de la actual Rumania (Valaquia y Moldavia) que, adoptando la lengua de los eslavos conquistados, son los antepasados del actual pueblo búlgaro.
Figura 2. Europa hacia el año 800. Fuente: http://www.euratlas.net/history/europe/
Doscientos años más tarde, hacia el año mil (Figura 3), se consolida el Sacro Imperio Germánico con unas marcas establecidas en Brandenburgo, Sajonia (la actual RDA), Bohemia y Moravia (la actual República Checa), pero en sus fronteras orientales se forman unos reinos cristianos nuevos, Polonia y Hungría (que, en el siglo XI integrará Croacia). Estos reinos tendrán un protagonismo relativamente importante a lo largo de toda la edad media. La zona del Báltico todavía está ocupada por unas tribus paganas (los lituanos no se convirerten al cristianismo hasta el año 1387) mientras que la zona de la actual Valaquia es el escenario de las grandes migraciones protagonizadas por pueblos túrquicos, aunque ya aparece también el publo valaco, de lengua neolatina, procedente de la zona de Ilírico en los Balcanes y antecesor del actual pueblo rumano. En el siglo XI, coincidiendo con la Gran Cisma (1054), se traza la línea divisoria de la cristiandad latina y oriental de forma definitiva. Esta línea oriental tendrá una importancia fundamental en el desarrollo histórico-cultural de los distintos pueblos de la región.
Figura 3. Europa hacia el año 1000. Fuente: http://www.euratlas.net/history/europe/
Durante la Edad Media, se refuerzan los tres reinos principales de la región, Polonia, Bohemia y Hungría y, en la zona del Báltico, se produce una colonización alemana, mediante la Orden Teutónica. Éste es, como lo señala Szűcs, un período de "occidentalización" relativa de estos tres reinos cristianos latinos y la zona del báltico que hace llegar la cultura occidental, por ejemplo el estilo románico a tierras remotas de Polonia y Transilvania. En el sureste, sin embargo, se mantiene y refuerza la influencia de Bizancio aunque, a partir del siglo XIII, aparece un nuevo "protagonista", el imperio otomano, cuya presencia se prolongará hasta el siglo XIX en los Balcanes. La Figura 4 muestra la situación de Europa y de la región hacia el año 1400.
Figura 4. Europa hacia el año 1400. Fuente: http://www.euratlas.net/history/europe/
Sin embargo, a finales de la Edad Media, la monarquías de la región se debilitan y, en vez de emprender el camino de la modernidad como en la parte occidental del continente, en todas ellas, desde Prusia y Lituania hasta Bohemia y Hungría, se produce el fenómeno histórico denominado "segunda servidumbre", es decir el refuerzamiento y prolongación del feudalismo en vez de su debilitamiento y disolución progresiva, que alejará la región de la líneas maestras del desarrollo occidental durante los primeros siglos de la modernidad. En los siglos XVI y XVII, el Imperio Otomano ocupa gran parte de Hungría, amenaza las puertas de Viena y se convierte en un poder dominante en todo el sureste de Europa. El Reino de Hungría medieval sucumbe bajo esta presión y cede el dominio a los Habsburgo que también integran a su imperio el Reino de Bohemia. La denominada Confederación Lituano-Polaca se mantiene todavía como una potencia regional poniendo contra la cuerdas incluso los principados rusos (ver Figura 5).
Figura 5. Europa hacia el año 1600. Fuente: http://www.euratlas.net/history/europe/
En los próximos dos siglos todo cambia, tal y como se puede ver en el mapa correspondiente al año 1700 (Figura 6). Toda la región está repartida entre cuatro grandes formaciones: el Imperio de los Habsburgo, el Reino de Prusia, el Imperio Ruso y el Imperio Otomano. Es particularmente significativa la suerte de Polonia que queda partida en tres y es ocupada por prusianos, rusos y austríacos. Hungría y Bohemia quedan integrados en el Imperio de los Habsburgo y el Imperio Otomano, expulsado de Hungría por ejército paneuropeo en 1686, queda afianzado en los Balcanes hasta la lejana Besarabia (la actual Moldavia).
Figura 6. Europa hacia el año 1700. Fuente: http://www.euratlas.net/history/europe/
Como se puede apreciar en el "retrato" de Europa del año 1900 (Figura 6), esta situación del dominio de cuatro imperios se mantiene hasta el final del siglo XIX: el Reino de Prusia convertido en Imperio Alemán en 1871 después de la guerra franco-prusiana, el Imperio Ruso "zarista", el Imperio de los Habsburgo covertido en Imperio Austro-Húngaro en 1867 después de la guerra austro-prusiana y el Imperio Otomano. Los únicos cambios relevantes se producen en el sureste, con el desmembramiento paulatino del Imperio Otomano, el llamado "hombre enfermo de Europa", dando lugar a nuevos estados balcánicos como Grecia, Rumania, Bulgaria, Serbia.
Figura 7. Europa hacia el año 1900. Fuente: http://www.euratlas.net/history/europe/
Con ello, se llega a la Primera Guerra Mundial que lo cambia todo y da lugar a toda una serie de "estados nacionales" independientes que configuran la Europa del período de entreguerras (Figura 8).
Figura 8. La Europa de entreguerras
Con la Segunda Guerra Mundial las fronteras se redibujan otra vez: el Imperio Ruso, convertido en Unión Soviética, anexiona las tres repúblicas bálticas le quita la Moldavia de Rumania gracias a un acuerdo con la Alemania nazi, el denominado pacto Molotov-Ribbentrop, de 1940. Al final de la guerra, mediante los acuerdos de la Conferencia de Yalta, consigue ensanchar su dominio sobre el resto de los países de Europa del Este, los denominados "países satélite" y, con ello se llega a la configuración de la región que se ha descrito en la entrada "Definición y significado".
Durante el período que se inicia en 1949 y que acabaría llamándose Guerra Fría, los seis países se integraron, bajo el liderazgo de la URSS, en el Consejo de Ayuda Mutua Económica, más conocido por sus siglas en inglés, COMECON, creado en 1949 , y en la alianza militar llamada Pacto de Varsovia, firmada en dicha ciudad en 1955. Alineados con los intereses geopolíticos de la Unión Soviética, estuvieron enfrentados con la mitad occidental del continente, mayoritariamente integrada en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y alineada con los Estados Unidos, durante los 40 años de la Guerra Fría.
Durante esta época, el dominio soviético hizo convertir todos los países en dictaduras de partido único (el partido comunista de tipo soviético) que se autodefinían, con cierta perversión del lenguaje, en “democracias populares”. A nivel socioeconómico, la URSS impuso a todos los países el modelo soviético de “construcción del socialismo real” con el objetivo de alcanzar la meta anhelada, el comunismo, profetizado por Marx, Engels y Lenin. Dicho modelo consistió principalmente en la nacionalización de la práctica totalidad de los medios de producción y de las propiedades privadas, así como en la nacionalización o colectivización de las tierras. Aunque el sistema se mostró relativamente eficaz en las tareas de la reconstrucción de la posguerra y, mediante el igualitarismo implantado, contribuyó a la solución de la pobreza en los países más atrasados, la economía centralizada, la industrialización a ultranza, con escasa investigación y desarrollo, y el sistema forzado de redistribución de la renta a través del control de salarios y actividades económicas produjeron un retraso tecnológico y el estancamiento del nivel de vida con respecto a los países occidentales y, a finales de los años 1980, provocaron una auténtica bancarrota y crisis del sistema, no solamente en todos los países satélites sino también en la propia URSS.
Este agotamiento del modelo socioeconómico soviético condujo finalmente al derrumbe del sistema de socialismo real en todos los países satélites en 1989 y, con la desintegración de la Unión Soviética dos años más tarde, al final del período de la Guerra Fría. Los acontecimientos se sucedieron uno después del otro a lo largo de este año del cambio: acuerdos de la Mesa Redonda en febrero en Polonia; ley de partidos políticos en marzo, reunión de la Mesa Redonda Nacional en mayo y apertura de las fronteras con Austria en septiembre permitiendo el paso de numerosos ciudadanos de la RDA a occidente en Hungría; la caída del muro de Berlín el 10 de noviembre, símbolo de todos el proceso (Figura 9); dimisión del dirigente histórico Todor Zhivkov y toma de poder de los reformistas del partido comunista el mismo 10 de noviembre en Bulgaria; la llamada “revolución de terciopelo” iniciada el 17 de noviembre en Praga y fin del régimen comunista el 10 de diciembre en Checoslovaquia; y, finalmente, revueltas en Timişoara y abandono del poder de Ceauşescu el 22 de diciembre en Rumania.
Figura 9. Caída del muro de Berlín. Foto: Reuters. Fuente: Europapress, http://www.europapress.es/internacional/noticia-caida-muro-berlin-fotografias-hito-historico-20141108082234.html
A lo largo del año 1990 se produjo el proceso de reunificación de la dos Alemanias culminado con el Tratado de Unificación que entró en vigor el 3 de octubre que dio fin a la existencia de la República Democrática Alemana. El año siguiente, en 1991, se produce la desintegración de la Unión Soviética y su conversión en Comunidad de Estados Independientes que dio lugar a la independencia de los países bálticos y Moldavia. Checoslovaquia se disolvió y se escindió en dos nuevos estados, la República Checa y Eslovaquia, como consecuencia de un proceso pacífico y negociado, el 1 de enero de 1993. Seis países resultantes de estos cambios, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría se integraron en la Unión Europea el 1 de mayo de 1994 y los dos restantes, Rumania y Bulgaria, los siguieron el 1 de enero de 2007.
Referencias
[1] Szűcs, J. (1983). "Vázlat Európa három történeti régiójáról (Esbozo de las tres regiones históricas de Europa)". Történelmi Szemle, 1981, 24 (3): 313-359 (en húngaro); publicación en inglés: "The Three Historic Regions of Europe. An Outline". Acta Historica Scientiarum Hungaricae. 29 (2-4): 131-184 y reeditado en: John Keane, ed. (1988). Civil Society and State. New European Perspectives. London, New York.
[2] Stokes, G. (1993). "East European History after 1989", in: ed. John R. Lampe and Paula Bailey Smith, East European Studies in the United States: Making its Own Transition after 1989, Washington, D.C.: East European Studies, Woodrow Wilson International Center for Scholars, 35.
[3] Ostergren, R. C. y Rice, J. G. (2004). The Europeans. A Geography of People, Culture and the Environment. Chap. 1. Introduction: Europe as a Culture Realm. New York: The Guilford Press, pp. 1-32.
[4] Jordan, P. (2005). "Großgliederung Europas nach kulturräumlichen Kriterien (División de Europa según criterios espacio-culturales)", Europa Regional. 13, Heft 4, Leibniz-Institut für Länderkunde, Leipzig, adoptado por el Ständiger Ausschuss für geographische Namen (StAGN) (Comisión Permamente para Nombres Geográficos), Frankfurt am Main.
[5] Todorova, M. Hierachies of Eastern Europe: East-Central Europe versus the Balkans. Washington, D.C.: Woodrow Wilson International Center for Scholars, 46; https://www.wilsoncenter.org/publication/46-hierarchies-eastern-europe-east-central-europe-versus-the-balkans).
Referencias
[1] Szűcs, J. (1983). "Vázlat Európa három történeti régiójáról (Esbozo de las tres regiones históricas de Europa)". Történelmi Szemle, 1981, 24 (3): 313-359 (en húngaro); publicación en inglés: "The Three Historic Regions of Europe. An Outline". Acta Historica Scientiarum Hungaricae. 29 (2-4): 131-184 y reeditado en: John Keane, ed. (1988). Civil Society and State. New European Perspectives. London, New York.
[2] Stokes, G. (1993). "East European History after 1989", in: ed. John R. Lampe and Paula Bailey Smith, East European Studies in the United States: Making its Own Transition after 1989, Washington, D.C.: East European Studies, Woodrow Wilson International Center for Scholars, 35.
[3] Ostergren, R. C. y Rice, J. G. (2004). The Europeans. A Geography of People, Culture and the Environment. Chap. 1. Introduction: Europe as a Culture Realm. New York: The Guilford Press, pp. 1-32.
[4] Jordan, P. (2005). "Großgliederung Europas nach kulturräumlichen Kriterien (División de Europa según criterios espacio-culturales)", Europa Regional. 13, Heft 4, Leibniz-Institut für Länderkunde, Leipzig, adoptado por el Ständiger Ausschuss für geographische Namen (StAGN) (Comisión Permamente para Nombres Geográficos), Frankfurt am Main.
[5] Todorova, M. Hierachies of Eastern Europe: East-Central Europe versus the Balkans. Washington, D.C.: Woodrow Wilson International Center for Scholars, 46; https://www.wilsoncenter.org/publication/46-hierarchies-eastern-europe-east-central-europe-versus-the-balkans).